• En 2012, la tasa de suicidios en la Benemérita (14,5 casos de cada 100.000) duplicó a la de la población (7,5); en 1994 era siete veces mayor.
  • Un estudio de la AUGC revela que el 26% de los entrevistados ha pensado alguna vez en suicidarse, el 21% lo planificó y el 4% lo intentó.
  • La Guardia Civil señala que los datos más fiables son desde 2005, cuando entró en vigor el II Plan de Prevención: 116 suicidios y 52 intentos
  • «Nuestra diferencia con la población civil es que tenemos acceso rápido a un medio letal, como es una pistola».
  • La Benemérita asegura que son de los pocos cuerpos policiales con un plan de prevención, que ha ayudado a 500 agentes en situación de riesgo.

«Es nuestra tragedia oculta». Así define un portavoz de la AUGC, la asociación de la Guardia Civil con más afiliados, un tema tabú y sinónimo de polémica dentro de la Benemérita: los suicidios en la institución más valorada por los españoles, según la última encuesta del CIS. Para la dirección de la Guardia Civil se trata de una prioridad de primer nivel, por eso la Benemérita es uno de los pocos cuerpos policiales del mundo que tiene un equipo de psicólogos especialistas en conductas suicidas. Las estadísticas oficiales revelan que desde 1982 se suicidan una media de 14 agentes cada año (447 muertes en total), cifra que podría haber sido mayor porque en ese mismo periodo hubo otros 401 guardias que lo intentaron.

No obstante, el responsable del Servicio de Psicología de la Guardia Civil explica que los datos anteriores al año 2005 hay que observarlos con recelo, porque hasta entonces no había un seguimiento exhaustivo y algunos datos pueden ser erróneos. «Se han llegado incluso a contabilizar suicidios de familiares de guardias civiles o de agentes retirados». En 2001 se puso en marcha el I Plan de Prevención de Conductas Suicidas, pero no es hasta 2004 cuando se produce un buen despliegue de psicólogos y facultativos en el cuerpo que permiten en 2005 aprobar el II plan. Hoy hay más de 60 psicólogos en toda la Guardia Civil. Contabilizando desde 2005 hasta el primer trimestre de 2014, los datos oficiales hablan de 116 suicidios y 52 intentos.

La AUGC, por su parte, ha sido la única asociación que decidió elaborar un exhaustivo informe sobre suicidios, que «concluyó con cifras alarmantes que evidencian que algo falla». Su periodo analizado no arranca en 1982, como el oficial, sino en 1990. Entre 1990 y 2012 (ambos años inclusive) 368 agentes se quitaron la vida, una media de 15,8 al año. La evolución de los suicidios, tanto en el estudio de la AUGC como en los datos oficiales, parece responder a una tendencia en descenso. «Hay muchos picos, años que suben y años que bajan, pero la evolución es descendente», explican en el Servicio de Psicología (ver tabla).

tabla

El año con más muertes fue 1994, con 34, seguido de 2002 con 24. El año pasado hubo 9 según la Guardia Civil, tres menos que en 2012. El año con menos muertos fue 2011, con siete suicidios, la mitad de los que hubo en 2010 (14). «En los últimos 15 años hubo un suicidio cada 25 días, en los últimos diez años un suicidio cada 28 días; y en los últimos cinco años un suicidio al mes. Está claro que hay que afrontar el problema. Los ciudadanos votan en el CIS por el servicio que prestan los guardias civiles, pero está claro que desconocen en qué condiciones se presta ese servicio», afirman en la AUGC.

El estudio de la AUGC fue llevado a cabo por un psicólogo independiente, Daniel Jesús López Vega. Se entrevistó a 1.084 agentes, con una edad media de 38 años. El 96% eran hombres y un 70% estaban casados. Solo el 11% tenía estudios universitarios. Y tres datos relevantes, el 97,7% de los encuestados trabajaba con armas de fuego, el 6,7% tenía diagnosticada una enfermedad mental, y un 10% tenía antecedentes de suicidio en algún familiar. El estudio reveló que el 26% de los entrevistados había pensado alguna vez en suicidarse, el 6% de estos frecuentemente. Y del pensamiento a los hechos. El 21% lo había planificado, aunque solo el 4% lo había intentado.

La conclusión más contundente es que los guardias civiles se suicidan más que el resto de la población. La Guardia Civil es actualmente un colectivo de 80.171 efectivos (datos a 31 de diciembre de 2013), pero una extrapolación de los datos (es decir, calcular la tasa de suicidios cada 100.000 personas) revela que por ejemplo que en 2012 la tasa de suicidios en la población española fue de 7,5, la mitad que en la Benemérita (14,5 por cada 100.000). En 1994, la tasa de suicidios en la Guardia Civil fue de 45,4, por el 6 en la población española (siete veces más). En los últimos años esta tasa se ha reducido en la Benemérita a cifras mucho más aceptables, pero sigue siendo mayor que en la población normal en la mayoría de los años. Solo en 2007 la tasa fue mayor en la población civil que en la Guardia Civil.

Fácil acceso a las armas de fuego

El psicólogo López Vega, que dirigió el estudio, cree «que el acceso a armas de fuego es una de las causas de que en la Guardia Civil haya tantos suicidios. También influye el carácter militar de la Benemérita y las condiciones laborales. Se supone que los trastornos mentales y los problemas personales deberían influir menos, porque se presupone que un agente está más preparado, pero no es así». El Servicio de Psicología coincide en señalar que el fácil acceso a las armas de fuego influye en la alta tasa de suicidios. «Nuestra diferencia con la población general es el acceso rápido y letal para ejecutar el deseo de morir, una pistola». De hecho, más del 95% de los agentes que se quitan la vida lo hacen con un arma de fuego. No hay que olvidar, no obstante, que el guardia civil es un ser humano, recalcan en el servicio psicológico y el suicidio es «un fenómeno multicultural y multicausal. Nunca hay una única causa». En 2010, el anterior responsable del equipo de especialistas en conductas suicidas de la Benemérita escribía en un artículo que «ninguno de los psicólogos del equipo hemos atendido un solo caso en que la causa principal hayan sido problemas laborales».

Sin embargo, las bajas psicológicas están a la orden del día en la Guardia Civil. Los datos oficiales, los remitidos en respuesta parlamentaria al diputado de IU Ricardo Sixto, señalan que entre 2005 y 2012 hubo 17.223 bajas psicológicas. El libro ‘La cara oculta de los policías en España’, publicado en 2007 por la editorial Germania y escrita por varios guardias civiles, recogía también encuestas realizadas a más de 500 agentes. Las conclusiones: el 20% de los encuestados aseguraban haber sufrido algún tipo de acoso laboral. En el estudio de la AUGC, el 32% de los agentes entrevistados reconoce que la relación con sus superiores es mala o muy mala, y otro 22% asegura que no está satisfecho con su trabajo. Por ejemplo, en lo que llevamos de legislatura del PP, el ministerio del Interior ha abierto 37 expedientes disciplinarios a portavoces de AUGC por hablar en los medios.

El estudio de la AUGC concluye que habría que crear un observatorio sobre el suicidio, «transparente», que desarrollara «protocolos de investigación en casos de suicidio» y que permitiera «diseñar instrumentos que detectaran riesgos». Algo que ya se hace en el Cuerpo, explican en el Servicio de Psicología. «Se estudia cada caso, uno a uno. Se estudia el círculo laboral y personal para analizar que ha podido influir en la muerte o en el intento. Y la mayoría de los casos son por problemas personales y familiares. Hay campañas anuales para formar a los mandos y que aprendan a detectar los riesgos». El plan de prevención tiene tres fases: primaria (prevenir casos), secundaria (ayudar a los agentes en riesgo de suicidio, una vez detectado) y terciaria (analizar los casos consumados o evitar que se repita en intentos no consumados). Solo en la fase secundaria, la Guardia Civil ha ayudado desde el año 2005 a 500 agentes en los que se detectó este riesgo. Y el teléfono de atención psicológica ha recibido 2.985 llamadas desde el año 2005. «Incluso hay una campaña de detección de conductas suicidas entre los aspirantes a entrar en la institución».

La mayoría de las muertes, en la escala básica

El resto de asociaciones con representación en el Consejo de la Guardia Civil (el órgano de interlocución entre la dirección y las asociaciones) coinciden en que el tema de los suicidios es un tema complejo y poco transparente. «Nunca se habla de este asunto en el Consejo. Estamos esperando todavía que nos informen sobre un suicidio», explica un portavoz de la Unión de Oficiales. Se refieren a la muerte, en marzo de 2014, del capitán de la comandancia en Aranda de Duero (Burgos). Francisco Huerga, de 57 años, se disparó un tiro en la cabeza dentro del cuartel. El suicidio de un oficial es poco frecuente, ya que la mayor parte de las muertes se producen en la escala básica.

El perfil del agente que se ha suicidado o lo ha intentado seriamente es el de varón de 39 años, casado, procedente del Ejército, de escala básica y con una media de 17 años de servicio en las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado. «La mujer se suicida menos», afirman en el Servicio de Psicología. La Unión de Guardias Civiles, por su parte, cree que el gabinete psicológico de la Benemérita está respondiendo «positivamente» a un problema «muy difícil de detectar». Según su presidente, la cifra de suicidios se ha ido reduciendo, aunque aún hay cifras preocupantes. «Aproximadamente el 50% de los suicidios están vinculados a la profesión», explica. En los años 90, con tasas de suicidio muy alarmantes, «el terrorismo de ETA tuvo que ver en algunos casos». El responsable del Servicio Psicológico asegura, no obstante, que el terrorismo etarra no ha influido potencialmente en una tasa de suicidios más alta.

El gabinete jurídico de la Unión de Guardias Civiles lleva el caso del agente Pedro Linares González, que se pegó un tiro la mañana del 3 de julio de 2009 en cuartel guipuzcoano de Éibar. Días antes había tenido una reunión a puerta secreta con el sargento que presuntamente le hacía la vida imposible. No solo a él. 19 de los 28 agentes bajo el mando del sargento secundaron una denuncia por abuso de poder, coacciones y amenazas. El caso sigue en el juzgado a la espera de juicio. «Nunca sospechamos que todo esto tendría este trágico desenlace. Sabía que tenía problemas con su sargento, pero no que iba a acabar así. Estaba en tratamiento psicológico y le habían retirado el arma, pero se pegó un tiro con el arma de un compañero», explica a este diario un familiar. «Cinco años después, no hay juicio, mi hermano está muerto y sus pertenencias intervenidas. Sabemos que escribió un documento con todos los abusos del sargento».

FUENTE: http://www.20minutos.es/noticia/2152616/0/suicidios-guardia-civil/plan-prevencion-conductas/#xtor=AD-15&xts=467263