Carta escrita por M. D. Guerrero Lobato
Ese mismo día, recuerdo que era sábado por la mañana, llamaron a mi puerta tres compañeros y amigos para comunicarme que Jesús había tenido un accidente y había muerto.
Me acompañaron al arsenal y una vez allí, su comandante me impidió el paso a la barcaza pegándome un grito diciéndome lo siguiente “tu marido se ha pegado un tiro” sin ningún tipo de contemplaciones.
No me lo creía, pensaba que me estaban mintiendo y que esa historia no iba conmigo, para mí toda la situación era irreal.
Ya desde ese mismo día comenzaron las mentiras, allí mismo me comunicó su comandante que Jesús ya estaba en el hospital y una vez allí me informan que el cadáver de mi marido aún no había llegado. Pasadas unas horas en una habitación, donde se me hizo interminable la espera, me lo traen enrollado en una sábana como si fuera una momia, solo dejaron al descubierto su cara, en las que aparecían unas manchas de sangre.
Por supuesto, mi marido venía acompañado de tres mandos militares, entre ellos su comandante y en todo momento me impidieron que me acercara a él. Les supliqué que me dejaran estar con él y tan solo me dejaron besarle apartándome inmediatamente. Nunca lo olvidaré, ni tan siquiera me dejaron velar su muerte. Sólo pude verlo 5 minutos más, porque se vieron obligados, ya que vinieron de la Península, mi cuñado y su tía. Sentí y sigo sintiendo un dolor e impotencia porque jamás puede verlo de nuevo.
A partir de ahí, y ya enterrado en su pueblo en Ciudad Real, comenzó mi lucha interminable por saber la verdad acerca de su muerte, cosa que a día de hoy me ha sido imposible.
Sabía perfectamente en el estado emocional que se encontraba mi marido y no tenía sentido todo lo que estaba pasando.
Una semana antes de su muerte se había arreglado parte de la dentadura, llevaba un asistiendo al dentista y estaba muy contento. Además teníamos previsto en viaje en mayo a Madrid para la boda de su tía preferida e incluso solicito el día 23 de marzo el certificado de residencia en Canarias para poder sacar los billetes de avión con el descuento.
Para él era especialmente importante no perderse la boda de su tía ya que ésta junto a su madre lo crió. Noticia que celebramos la semana anterior porque le causaba mucha felicidad.
No se entiende que el mismo día 1 de abril recoja el certificado de residencia y tres días más tarde se suicide.
Mi hija tenía entonces 3 añitos y tuve que pedir mucha ayuda e insistir porque no me la querían readmitir en el colegio de la armada para el curso siguiente.
Volviendo a la muerte de mi marido, a través de un compañero me entero que el barco sale a navegar al día siguiente de su muerte. Cuando la guardia civil vino a reconstruir los hechos y recoger huellas, fue a la semana siguiente, que regresó el barco de navegar.
Según sus compañeros, la habitación donde apareció el cadáver la ordenaban limpiar a diario.
Fui hablar con el cabo Castillo de la Guardia Civil para que me dieran una explicación, fue inútil, es más salí peor de allí. Yo sólo tenía 26 años recién cumplidos e hicieron conmigo lo que quisieron.
Al parecer al arma tampoco pudieron recogerle las huellas, alegando que estaba oxidada, cuando la empuñadura no era metálica. Tampoco, extrañamente, nadie oyó el disparo a las 08:00 h. de la mañana.
Está claro que si mi marido hubiera pensado en suicidarse, le hubiera dado todo igual y mucho menos se hubiera preocupado en usar una pistola con silenciador. Además la noche anterior según sus compañeros estuvieron viendo películas y de risas durante la guardia.
También me negaron la autopsia, pude verla bajo confianza por un capitán, que me hizo prometer que no dijera nada (Capitán Blanco). Este señor me dijo con éstas palabras textuales “aquí se tienen que mojar el culo más de uno y esto no puede quedar así, además te pondrás peor cuando veas los testimonios contradictorios sobre su muerte”. En la autopsia ponía, hombre de 26 años (tenía 27), entrada y orificio de salida de bala y nada más.
En cuanto a los testimonios, efectivamente, cada uno se lo encontró en una postura y en diferentes escenarios. Fue también muy sospechosa la actitud del Comandante de mi marido, que en vida tenía muy buena relación con él y conmigo era muy amable. Este Sr., desde el momento en que murió Jesús, no me conocía, es más, lo vi en dos ocasiones y me rehuyó la vista. Lo trasladaron automáticamente al País Vasco. Supe por mi abogado de entonces, que ni siquiera apareció en una citación que tenía en el Juzgado.
El caso judicial fue cerrado sin tan siquiera comunicármelo.
Por cierto, este Comandante de la A-07 junto con el de la barcaza A-06 en Agosto del año anterior a la muerte de Jesús, estuvieron arrestados durante un mes por tráfico de tabaco, cosa que me comentó mi marido.
Me armé de valor y fui a visitar al Comandante a su casa, junto con una amiga y tuvimos que insistir para que me recibiera. Fue horrible la reacción que tuvo conmigo, el poco respeto y sobre todo el odio que de repente sentía cuando hablaba de mi marido. No entendía nada y tanto mi amiga como yo nos dimos cuenta que ese hombre estaba demasiado nervioso y que había mucho odio en el. Este hombre que ya no era el mismo, sólo sabía insistir en repetidas veces que “ mi marido, me gustara o no, se había pegado un tiro y que no me iba a quedar un puto duro, que dejara de ir hablando con uno y con otro, dándome nombre”.
Recuerdo que hable con muchos cargos militares porque este señor, desapareció. De hecho, entre otros, hablé en comandancia de Marina, con un Coronel, en su despacho a solas y me dijo claramente que con la muerte de mi marido había ocurrido algo extraño y que la armada se lo estaba montando muy mal, que desgraciadamente la verdad se iría con mi marido a la tumba y se quedaría en la marina.
También tuve que soportar recibir continuamente cartas del patronato de casas de Marina, amenazándome que si no pagaba me echaban a la calle. Ellos sabían perfectamente que no cobraba un duro, es más, recuerdo que me dieron durante 4 o 5 meses 10.000 pts. “una limosna”. Era una especie de ayuda mensual de la asociación “Damas del Carmen”, cantidad que me denegaron por represalia en cuanto acudí a la prensa.
Por cierto, mi contrato del piso de marina era indefinido y tampoco podían legalmente echarme.
En definitivas, me cansé de ir de un lado para otro, incluso estuve en el Ministerio de Defensa en Madrid. Hablé con muchos mandos militares, el juez, la guardia civil e incluso envié numerosas cartas a diferentes organismos oficiales, pero todo fue inútil. Sólo recibía portazos, mentiras, humillaciones, contradicciones y un abandono total por parte de la Armada.
Incluso, un alto cargo, un día en la calle llegó a escupirme… fue horrible.
Estaba desesperada, y entonces fue cuando decidí manifestarme frente a comandancia de marina. Estuve una semana con un cartel pidiendo justicia. Recuerdo, que el primer día me acompañaron tres amigas y mujeres de militares. El servicio de inteligencia presionó a los maridos de éstas y dejaron al día siguiente de acompañarme. Tenían miedo por sus maridos. Es más, todos nuestros amigos militares recibieron órdenes de no hablar conmigo.
Fue muy duro, de la noche a la mañana perdí a mi marido de forma extraña, me cerraron las puertas en todas partes y también perdí a nuestros amigos.
Sólo sé que si tuviera la más mínima sospecha de que mi marido se hubiera suicidado, me hubiera quedado en casa llorando y a día de hoy no estaría escribiendo y reviviendo momentos tan doloroso y amargo para mí , también para mi hija.
Sospecho que la muerte de mi marido fue causada por algo que pudo ver esa noche y nadie me quita de la cabeza que su comandante lo sabe.
Han pasado ya 28 años y he perdido la esperanza de que se haga justicia, pero al menos que la muerte de mi marido no se quede en el olvido.
Esos años han sido muy duros para sacar mi hija adelante con un corazón roto y unos ingresos muy escasos. Ni tan siquiera me pagaron el seguro de la armada que le descontaban mensualmente en su nómina.
Esta sinrazón me ocasionó en dos veces no querer vivir, y agradezco a mi hija que me dio mucha fuerza para seguir.
P.D. Olvidaba comentar que tengo 2 certificados de defunción mi marido con 2 causas diferentes de muerte.
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